FIESTA GRANDE DEL CENTENARIO

Llegada del Arzobispo a Valderrobres y saludo a los miembros de la Junta de REPAVALDE

El arzobispo lanza el primer chupinazo que indica el comienzo de la fiesta

Comienza el toque de tambores

El arzobispo lee el texto de la homilia

RECEPCIÓN DE AUTORIDADES, TAMBORADA Y MISA

A partir de las diez y media de la mañana fueron llegando las diversas autoridades a la lonja del Ayuntamiento. Allí fueron recibidas por el señor alcalde, Carlos Boné, y todos los miembros de la nueva corporación municipal, salvo Pedro José Sauras. Entre las autoridades asistentes, estuvieron los alcaldes y/o concejales de Beceite, Fuentespalda y Torre del Compte, escusando su asistencia los representates del ayuntamiento de Mazaleón. También estuvieron presentes el vicepresidente de la comarca del Matarraña, don José María Foz, un representante de la DGA en la provincia, varios diputados provinciales, dos diputados autonómicos y el senador Burriel.

A las once llegó el señor arzobispo, don Manuel Ureña, quien, tras saludar a los presentes, subió al salón de plenos del ayuntamiento, donde escribió un emotivo texto en el libro de honor. Seguidamente el propio arzobispo (de origen valenciano) fue el encargado de prender fuego al primer chupinazo que sirvió de aviso para iniciar la tamborada, en la que participaron varios miembros de las cofradías de Semana Santa. Tras unos cuantos toques de tambor, todos los que quisieron se dirigieron a la capilla de las Hermanas donde se celebró una Eucaristía.

La Eucaristía fue presidida por el señor Arzobispo y estuvo concelebrada por ocho sacerdotes. Durante la misma, el grupo local de jotas "Aires del Matarraña" fue el encargado de cantar. La homilia del arzobispo tuvo dos partes bien diferenciadas, en la primera hizo un recorrido por los hechos históricos que condujeron a la adscripción de estos pueblos como feudo del obispado de Zaragoza. En la segunda parte se refirió al papel subsidiario que la Iglesia ha venido ejerciendo a lo largo de la historia, como con la enfeudación, para reflejar esta subsidiariedad en las actividades sociales del presente y en la necesidad del reconocimiento de las raíces cristianas de España y de Occidente.